jueves, 26 de septiembre de 2013

Enamorada de una isla

Al este de España y pleno Mar Mediterráneo, se encuentra un archipiélago de incalculable valor paisajístico, que deja al turista enamorado desde el primer momento que pisa sus hermosas tierras. Sus islas Menorca, Mallorca, Ibiza, Formentera y la pequeña Cabrera conforman una encrucijada en la que aun queda huella de los pueblos que habitaron estas islas.

Pero yo voy a destacar, la que para mi es la mas hermosa, la primera en ver salir el sol y la primera en despedirlo dejando paso a la mágica noche que hace que esta isla sea aun más especial, Menorca. Menorca es una isla de espectaculares, y a la vez, sugestivos paisajes. Su territorio, plano y suavemente ondulado, se hunde bruscamente en el mar formando magníficos acantilados; su litoral está preñado de pequeñas calas de arenas blancas formando remansos de aguas transparentes. El paisaje menorquín constituye un notable intento de conseguir la máxima armonía entre naturaleza y urbanización. Y entre numerosos pueblos, algunos de ellos pesqueros, caben destacar sus dos grandes ciudades. La primera de ellas Maó, situada en un puerto natural de 5 km de longitud, se describe como el más bellos del Mediterráneo, aun puede verse en ella la influencia británica en los numerosos edificios de estilo gótico inglés.


Y que decir de Ciutadella, esa hermosa y aristocrática ciudad situada en el fondo de un pequeño estuario y que se llena de magia al llegar la noche. Allí pueden verse los hermosos palacios de influencia italiana, que le dan a Ciutadella una aire señorial y la vez pintoresco que enamora al visitante desde el primer momento que llega a la ciudad.



Para terminar en este pequeño homenaje a Menorca, destacar su gastronomía, artesanía y fiestas. La ensaimada, el queso de Maó, la pomada menorquina, la sobrasada o la coca bien dulce o salada son algunos de los alimentos esquisitos que caben destacar, pero sobre todos sus pescados y mariscos y la famosa caldereta de langosta. En cuanto a la artesanía, son famosas las abarcas menorquinas, así como el vidrio, cerámica, bordados, piel, plata, bisutería, joyería, perlas e incluso las últimas tendencias en moda. 


Pero a mi, principalmente, me impresiona la principal atracción turística de esta maravillosa isla, los Jaleos, en los que los jinetes o caixers, vestidos de blanco y negro, van sobre sus caballos por las calles del pueblo haciendo saltar a los caballos al ritmo de las canciones típicas y el alborotado gentío hace saltar a los équidos como símbolo de poderío y nobleza. he aquí un vídeo de los jaleos de las fiesta de Ferreries.






martes, 24 de septiembre de 2013

Estilo Neobizantino en Madrid

Viendo esta imagen bien podíamos pensar que estamos en Moscú, San Petesburgo o cualquier otra ciudad de la Rusia Bizantina. Pues no, se trata nada más y nada menos que de la Iglesia de San Manuel y San Benito, situada en la madrileña calle de Alcalá, en el corazón de Madrid, a pocos metros del Parque del Retiro y de la Puerta de Alcalá.




Entre 1902 y 1910, el arquitecto Fernando Arbós levantó en la calle de Alcalá la iglesia de San Manuel y San Benito. Puede describirse como ejemplo de aquitectura neobizantina de la capital. Tiene planta de cruz griega y una cúpula donde se representan los cuatro evangelistas en las pechinas. Junto al Panteón de Hombres Ilustres, del mismo arquitecto, es uno de los únicos edificios españoles de estilo neobizantino. Se construyó gracias al amor y la religiosidad de un matrimonio de origen italiano y humilde nacidos en Barcelona durante el primer cuarto del siglo XIX. . «El que te quiere te espera. ¿Pasas?», nos invita a entrar un cartel de su entrada principal.



Cuenta la historia que Manuel Caviggioli, nacido en Barcelona en 1825, y Benita Maurici, nacida en 1819, ambos en Barcelona, era un matrimonio de origen italiano y humilde que hicieron fortuna en Madrid. Su deseo era hacer de su solar un templo-panteón que les sirviera de sepultura cuando llegase el descanso eterno. La primera piedra se colocó el 4 de mayo de 1903 y las obras finalizaron en 1910. Abrió en enero de 1911, pero tanto  Benita como Manuel murieron sin ver acabada la iglesia, cumplieron su deseo, pues el matrimonio está aquí enterrado y de ello dan fe dos lápidas en la pared de uno de los altares, con los retratos, en mármol, de ambos. Los féretros se trasladaron desde el cementerio de La Almudena, donde habían sido sepultados. En su origen, el templo, se llamó iglesia del Salvador, más tarde se cambiaría por San Manuel y San Benito, en honor al matrimonio.





Su contraste de luz y  color provocan alegría a la vez que paz interior. Una joya bizantina plagada de coloridos mosaicos venecianos en paredes y en su cúpula. El exterior se presenta de mármol blanco y sustenta una hermosa cúpula forrada de cobre rojo y decorada con arquerías ojivales ciegas. La rodean 16 cristaleras por las que se cuela una intensa luz. Como si fuera el arcoíris. Hay esculturas de Ángel García Díaz en mármol blanco y en el altar mayor vemos la figura de El Salvador (2,5 metros) y las de San Agustín y San José. En su propia capilla y bajo templete, Santa Rita, religiosa agustiniana. En San Manuel y San Benito vivieron su religiosidad personajes de la talla de Muñoz Seca, Carlos Arniches, Antonio Maura, Gregorio Marañón, Vázquez de Mella, Víctor de la Serna, Jacinto Benavente y Concha Espina.










Como curiosidad, añadir que la arquitectura neobizantina es un estilo arquitectónico de la segunda mitad del siglo XIX e inicios del siglo XX. Fue empleada principalmente en edificios públicos y religiosos. La arquitectura neobizantina integra elementos de la arquitectura bizantina junto con elementos ligados a la arquitectura cristiano-medieval de la Europa del Este, principalmente ortodoxa, y que tuvo su primer desarrollo en Constantinopla y, de un modo más general, en el Imperio bizantino entre los siglos V y IX. Este estilo se caracteriza por el empleo de la arcada y de cúpulas en plena cimbra y de cúpulas, recurriendo al ladrillo y al estucocomo materiales de construcción y en la decoración al mosaico.